Estábamos con El Gringo solos en una pileta cerca de su casa y en el mientras tanto, yo chateando con un bull al que veo con frecuencia. Me preguntó cuándo podíamos vernos. "Ahora" contesté y le cuento cuál era la situación y que yo podía poner una excusa para ir hasta la casa, que me garche y volver. "En media hora estoy". Seguí charlando de bueyes perdidos con el cornudo, siempre muy atenta al reloj y craneando con mi mente morbosa todo lo que iba a suceder. 25 minutos más tarde, le digo que me voy hasta la casa a "calentar el agua para el mate". Enseguida llegó Jorge prendido fuego, con la pija súper dura. Sé que la situación de pensar al cornudo esperando y sin saber nada,lo calentaba mucho. Me sacó el vestido corto que llevaba puesto, me corrió la bikini y en pocas embestidas me dejó toda su leche adentro. Mientras "calentaba el agua del mate" charlamos un poco para saber como va la vida de cada uno y nos depedimos. Salí con el termo y con toda la leche adentro. Llego y el cornudo me dice "tardaste bastante, no?". "No, no..te habrá parecido" respondí.
Siguió: "Tomamos unos mates?"
Yo: No, me dieron ganas de que me chupes la concha a pelo"
Ni lerdo ni perezoso se le dibujó una sonrisa y, como buen cornudo que es, se acomodó y empezó a chuparme. Cabe aclarar que no permito jamás que me chupe la concha a pelo. Siempre tela de tanga, short o calza de por medio.
Mientras disfrutaba desde ese momento épico para su vida, le pregunto "Está rica?". "Riquísima" respondió.
"Podrías distinguir la leche de qué Bull es?"
Cuando cayó a cuenta de lo que le estaba contando, casi se muere de sobredosis de morbo. Me limpió hasta la última gota saboreando la leche de un buen macho.
Después sólo dijo "cuando la limosna es grande, hasta el santo desconfía" "lo tendría que haber imaginado".
Y desde ahí, solamente cuando mi concha sabe a otros hombres, él puede sentirla piel a piel (concha-boca).
Es un buen trato!
